El pais zafimaniry. En medio de las tierras altas malgaches se levantan una serie de montañas entre las que se oculta una de las ultimas etnias animistas de Madagascar: los zafimaniry, incluidas dentro del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Unesco
Nuestro periplo por el país zafimaniry empieza en Ambositra. Para hacer un trekking por la zona es obligatorio ir acompañado de un guía local, conocedor de la zona. Encontramos a Robin en la Maison des Guides, junto al Grand Hotel. Para una expedición de varios días es necesario pertrecharse de los víveres necesarios dada la carencia de infraestructuras por la zona. Visitamos el concurrido mercado local y compramos fruta, verduras, arroz, carne y patatas. Una vez realizadas las ultimas compras nos dirigimos a la oficinal comunal para inscribirnos y realizar el pago de la entrada a la zona.
Nuestra expedición es pequeña, comparada con la de los grupos organizados. Tres porteadores, cocinero incluido y un nuestro guía Robin. A medía mañana nos ponemos en marcha. El cielo, gris plomizo, amenaza con descargar todo su poderío. La niebla se ha adueñado del lugar. Nos cruzamos con mucha gente que acude al mercado. La tímida lluvia va dejando paso a un aguacero en toda regla. Es hora de sacar la capa de la mochila. Caminamos el resto del día embutidos en nuestras capas rojas, rodeados de un paisaje impresionante. Al atardecer va remitiendo la lluvia. Podemos por fin quitarnos las capas. Las nubes se alejan y los claros van tomando posición. A lo lejos distinguimos las primeras casas de Faliarivo, donde pernoctaremos hoy. Faliarivo esta situado en la base de una enorme montaña. Los últimos metros se hacen duros. Hay mucho barro y agua. El poblado lo forman un centenar de casas de madera con techos de palma, en lo alto de una montaña, vigilando un angosto valle, rodeado de pequeños cultivos de arroz, maíz y boniatos.
Llegamos empapados y muertos de frío. Nos secamos y rápidamente nos cambiamos de ropa, siempre escudriñados por los niños del poblado. Nuestro cocinero nos trae un café caliente que sabe a gloria. Poco a poco el calor va introduciéndose en nuestros cuerpos. Nuestra pequeña cabaña, construida totalmente de madera, tiene una única habitación con un camastro, un baúl, donde guardan los enseres y varias pequeñas ventanas. Pronto cenaremos. Empieza a enfriar. Ya ha oscurecido y estamos charlando a la luz de las velas. La cena, una especie de arroz caldoso con carne y verduras nos entra de maravilla. Unos traguitos al ron y nos metemos en el saco. Hoy ha sido un día muy intenso….Seguirá…
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