Volvemos a la carga con el desierto del Fezzan en Libia. 07. Nos quedamos en el último capítulo entusiasmados con el atardecer que pasamos. Tras la cena y al calor de la hoguera y tomando un té fuimos dejando pasar las horas viendo como poco a poco la oscuridad se adueñaba del lugar. Tuvimos que abrigarnos porque se empezaba a notar el frío. Aquella noche dormimos al raso, pero embutidos en un buen saco de plumas, observando el espectáculo que teníamos encima nuestro. Miles, no millones de estrellas brillaban sin cesar. Estelas fugaces pasaban ante nuestros ojos. Finalmente el frío aconsejaba meterse bien dentro del saco y dormir…
La mañana siguiente amaneció mágica. Ni una nube, el sol saliendo entre las dunas. Hace fresquito pero apetecía caminar. Con la cámara y el trípode conseguí hacer estas fotos del desierto que demuestran que hay vida en los desiertos
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